En este cajón de sastre caben diversos problemas como:
- Desobediencia y agresividad (o lo que se conoce como el trastorno negativista desafiante). Son niños que pierden los estribos con frecuencia, discuten con los adultos, desobedecen y desafían la autoridad de los padres, irritan a los demás deliberadamente, parecen enfadados o resentidos, culpan a los demás de sus errores y suelen ser rencorosos y vengativos. La intervención profesional es tanto con el niño para ayudarlo a controlar impulsos, como con los padres, dándoles pautas para poder modificar la situación.
- Trastorno disocial. En algunos casos el trastorno negativista desafiante evoluciona y los menores incurren en conductas más disyuntivas tales como intimidar o acosar a otros, iniciar peleas, usar algún arma para causar daño a otros, ser crueles con los animales, robar, huir de casa…
- TDA-H. El trastorno por déficit de antención con o sin hiperactividad. Sin duda es el trastorno de moda en la actualidad. Se caracteriza por los siguientes síntomas:
- Impulsividad
- Falta de atención
- Hipercinesia (incapacidad de estarse quieto durante mucho rato)
El niño con TDA-H es torpe a nivel psicomotriz, se le rompen las cosas, suele tropezar, pisar a los demás cuando caminan, etc. Además suelen querer ser siempre el centro de atención, llegando a interrumpir conversaciones entre adultos. Presentan baja tolerancia a la frustración y en ocasiones se le asocia el trastorno negativista desafiante. En algunos casos puede darse una inquietud psicomotriz que les impide estar mucho tiempo quietos o realizando una misma actividad.
Si tu hijo presenta alguno de estos problemas, consúltame.